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Educación

Anorexia: enfermedad del deseo. El enfoque psicoanalítico

Se dice que el cuerpo expresa lo que la mente desea.

Ilustración de Fernando García Álvarez

Anorexia: enfermedad del deseo

El enfoque psicoanalítico

M. en T. Psic. Carlos Chávez Macías

“En la anorexia lo que debiera expresarse en palabras, aparece escrito en el cuerpo”

 

Hace algunos años nos enteramos de la muerte de dos modelos brasileñas por un trastorno alimenticio llamado clínicamente anorexia.

También, en ese entonces, se presentó en un noticiario una impactante entrevista a una chica que expresaba su angustia por su problema alimenticio y solicitaba apoyo de las diferentes instituciones oficiales dedicadas a la salud.

En ciertas publicaciones se sostiene que los trastornos alimentarios son provocados por la presión social de estar a la moda y por un ambiente de mucho estrés, señalándose que las personas más propensas a padecerlos son las que se sienten inadecuadas en la sociedad, que tienen una baja tolerancia a la frustración o un perfeccionismo muy elevado.

Esto ha provocado que algunos países tomen medidas para evitar que las modelos sean mujeres muy jóvenes y de poco peso.

Diferencia entre anorexia y bulimia

Debemos tener claro que en la anorexia la pérdida de peso es autoinducida; es decir, es provocada por evitar alimentos.

Cuando se consumen, se tienen conductas compensatorias como exceso de actividad física, uso de laxantes y diuréticos, etc.

Por el contrario, las personas bulímicas comen grandes cantidades en periodos cortos, teniendo falta de control sobre la alimentación durante ese momento, y compensando con vómitos autoprovocados, laxantes o diuréticos. En la bulimia, se come abundantemente sin apetito y, generalmente, a solas.

La teoría psicoanalítica sobre la anorexia

Para el psicoanálisis lacaniano se trata de un síntoma que puede presentarse en hombres y mujeres, y en cualquiera de las estructuras clínicas (maneras de ser) que reconoce: neuróticos (histéricos u obsesivos), perversos o psicóticos. Sin embargo, debe mencionarse que se presenta con mayor frecuencia en mujeres de estructura histérica.

Puede entenderse mejor la anorexia a partir del concepto del deseo insatisfecho que Jacques Lacan desarrolló.

Generalmente una persona de estructura histérica buscará inevitablemente tener su deseo insatisfecho; por ello, si se busca colmarla, únicamente se provocará su rechazo. He aquí la razón por la que el novio o novia, de estructura histérica, generalmente prefieren una pareja que no los trata bien y rechazan a quien tiene detalles y los llena de atenciones.

Aunque parezca algo obvio que la anorexia es un síntoma, debemos enfatizar que esto implica para el psicoanálisis que hay un sujeto involucrado. En cambio en una enfermedad orgánica, por ejemplo en el caso de un virus, no hay implicación psíquica de la persona.

El síntoma psíquico (por ejemplo, una parálisis histérica, una anorexia o una bulimia) cumple una función de encubrimiento para evitar muchas veces un sufrimiento mayor[1].

En la anorexia se habla con el cuerpo

Normalmente un médico sana un síntoma orgánico mediante la correcta indicación de medicamentos. El problema empieza cuando atrás de un síntoma, como la anorexia, no hay factores externos, sino “algo que proviene del interior. Algo que le ocurre posiblemente a ese sujeto desde hace mucho tiempo, su infancia o su adolescencia, que quedó reprimido y desconocido para él”[2].

Generalmente la persona anoréxica tiene la convicción de que su padecimiento tiene un motivo actual y cree ser consciente de él. Sin embargo, esto no es así. Las causas son de origen inconsciente y tienen ancladas sus raíces en la infancia.

En la anorexia lo que debiera expresarse en palabras, aparece escrito en el cuerpo. Es decir, la persona anoréxica habla con su carne aquello que no puede decir porque le es inconsciente o le es muy penoso.

Se dice que el cuerpo expresa lo que la mente desea.

Cuando como “soy comida”

Muchas veces se le insiste a la persona anoréxica que coma; no obstante, es lo que no quiere hacer.

Para ella, a nivel inconsciente, “cuando como soy comida” equivale a cuando como soy devorada[3].

Entonces no come para no ser comida, para no ser devorada por el “Otro” (así llama el psicoanálisis lacaniano a la madre, padre o autoridad moral).

Al negarse a comer, busca mantenerse como una persona deseante, intenta así fabricar su ser. En otras palabras, intenta así ser ella misma.

Ilustración de Fernando García Álvarez.

Enfermedad del deseo

Lacan concluyó que la anorexia es un síntoma del deseo.

Juan David Nasio al referirse a la paciente anoréxica dice: “Quiere que la insatisfacción reine por todas partes, que sólo haya insatisfacción, tanto de la necesidad fisiológica como del deseo. La anorexia consiste en decir: <<No, no quiero comer para satisfacerme y no quiero satisfacerme para estar segura de que mi deseo permanece intacto […]. La anorexia es ese grito contra toda satisfacción y es un mantenimiento obstinado de la insatisfacción”[4].

Un bebé al ser amamantado puede quedar satisfecho en su hambre fisiológica, pero quedar insatisfecho en su hambre de cariño. La persona anoréxica no come porque cada vez que hacía una demanda de amor era atiborrada de comida, por lo que su deseo quedó reducido a la mera necesidad. Una boca atiborrada no puede emitir palabra alguna[5].

Por ello, si tenemos clara la diferencia entre la necesidad fisiológica y el deseo, podemos entender que el anoréxico “cuanto más sacie su hambre, menos podrá mantener despierto su deseo”[6]. Por ello ha llegado a llamarse a la anorexia enfermedad del deseo[7].

La anorexia es un deseo de nada. La persona anoréxica intenta poner distancia, crear una separación, para impedir que se le llene en contra de su voluntad. Lo que quiere es nada, nada en la boca. “Sólo quiere nada. Lleva al extremo la negación de la histérica a que se le colme, a que se  le satisfaga”[8].

En otras palabras, la anorexia es la única manera que se encontró para surgir como sujeto deseante fuera del deseo de los demás. Si deja de estar enferma sentirá que no es nadie. Así, por lo menos es anoréxica.

Tratamiento de la anorexia

Una persona anoréxica deberá ser tratada de manera multidisciplinaria por psicoanalistas o psiquiatras, médicos y nutriólogos.

Sin embargo, es conveniente mencionar que, de acuerdo con las enseñanzas de Françoise Dolto, el paciente puede mejorar significativamente si trabaja el modelado con plastilina o dibuja, ya que a través de las figuras creadas pueden descifrarse algunos aspectos inconscientes[9]. La razón es que esa creación es una manera de decir.

La importancia de hablar

La persona anoréxica es esclava de su no-decir, de lo que le es imposible decir; por ello, para el psicoanálisis lo importante es la capacidad de hablar. Así lo expresa Graziella Baravalle[10] sobre un caso: “Desde mi lugar de analista nunca le he sugerido que coma ni que engorde, sino que hable”.  

 

El método psicoanalítico

La cura analítica deberá permitir que la persona anoréxica transforme en palabras lo que actualmente expresa con el cuerpo.

Por ello, Nasio[11] escribe: “Es evidente que no hay peor actitud hacia un anoréxico que querer alimentarlo. Esto sólo reforzaría su protesta y su insistencia en conservar el deseo a cualquier precio, es decir, defender cueste lo que cueste el hecho de no estar satisfecho y querer preservar así su ser”.

El reto del psicoanálisis en pacientes anoréxicos es trabajar fundamentalmente en la escucha, para facilitar así el paso de una boca obligada a comer a una boca urgida a poner en palabras su sufrimiento[12]. La cura se dará por añadidura.

Criterios para el diagnóstico de la anorexia (según el dsm iii, 1980):

  1. Miedo intenso a engordar, que no disminuye a medida que se pierde peso.
  2. Alteración de la imagen corporal.
  3. Pérdida de al menos un 25% del peso original.
  4. Negativa a mantener el peso corporal por encima del mínimo corporal, según edad y talla.
  5. Ausencia de enfermedades somáticas que justifiquen la pérdida de peso.

 

[1] Cfr. G.Baravalle et al., Anorexia, Barcelona, Paidós, 1996, p. 16.

[2] G. Baravalle et al., op. cit., p. 18.

[3] Marcelo Hekier y Celina Miller, Anorexia-Bulimia: Deseo de Nada,  Buenos Aires, Paidós, 2005, p. 74.

[4] Cfr. G. Baravalle et al., op. cit., p. 11.

[5]  Cfr. G. Baravalle et al., op. cit., p. 20.

[6] Cfr. G.Baravalle et al., op. cit., p. 11.

[7] Cfr. G. Baravalle et al., op. cit., p. 39.

[8] G. Baravalle et al., op. cit., p. 49.

[9] Cfr. Marcelo Hekier y Celina Miller, op. cit., p. 32.

[10] G. Baravalle et al., op. cit., p. 49.

[11] Cfr. G. Baravvalle et al., op. cit., p. 11.

[12] Cfr. Marcelo Hekier y Celina Miller, op. cit., p. 13.

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2 de comentarios

2 Comments

  1. Lilia

    octubre 1, 2021 en 6:18 pm

    Muy interesante, motiva a investigar más. Gracias

  2. Luis Fernando Ulloa Hosking.

    junio 24, 2021 en 6:37 pm

    Buen artículo e información.

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Educación

La interpretación de los sueños según Freud y Lacan Algunos sueños de René Descartes

«¿En los sueños puede predecirse el futuro?»

Foto de Fernando García A. Nueva gráfica popular CDMX.

La interpretación de los sueños según Freud y Lacan

Algunos sueños de René Descartes

M. en T. Psic. Carlos Chávez Macías

En un artículo anterior (Parte 1) mencioné la importancia de la interpretación de los sueños en psicoanálisis de acuerdo con la teoría de Sigmund Freud.

En los sueños son evidentes y claras la existencia y la manifestación del inconsciente de cada persona ya que no se está consciente al estar dormido y en cada uno de ellos el soñante está presente actuando o viendo.

Del mismo modo, señalé que existe el contenido manifiesto, que es lo que la persona recuerda, y el contenido latente que llegamos a conocer con la ayuda del psicoanalista.

Una vez que el analista ha realizado la interpretación con auxilio de las asociaciones del soñante se encuentra un cumplimiento de un deseo inconsciente.

Debo añadir que Freud encontró que puede haber varias interpretaciones, pero que la más profunda tiene que ver con la infancia del que sueña.

Finalmente habrá que recordar que no se trata de hacer un diccionario de símbolos universales sino interpretar individualmente con lo que la persona asocia.

Foto de Fernando García A. Nueva gráfica, Zaachila, Oaxaca.

Acerca de unos sueños de Descartes

El propio Freud[1], cuando le proponen que interprete unos sueños propios del gran filósofo René Descartes, escribe que “trabajar con sueños sin poder obtener del propio soñante indicaciones acerca de los vínculos que puedan unirlos entre sí o referirlos al mundo exterior sólo da, por regla general, un magro [pobre] resultado”.

Asimismo, señala que las partes sobre las que Descartes no supo decir nada son las inconscientes y que él “explica eso inconsciente apoyándose en las ideas que el soñante ha aportado”.

También disiente sobre la interpretación que el propio Descartes hace en su escrito sobre un “melón de un país extranjero” como “los encantos de la soledad” diciendo: “Ello no es ciertamente exacto, pero podría ser una asociación de ideas que pusiera sobre la pista de una explicación exacta”.

Por ello, “para el psicoanálisis -Cristina Fontana precisa- no vale dar una significación general e impersonal a un sueño, o hacer un suerte de traducción automática: a tal imagen corresponde tal significado. Un mismo sueño puede tener distintos sentidos según quién los sueñe y el contexto en que se encuentre”[2].

¿En los sueños puede predecirse el futuro?

Existen sueños repetitivos a los que se les atribuyen poderes mágicos o sobrenaturales.

Son los llamados sueños premonitorios. Encierran un deseo inconsciente, como en todos los sueños, que motiva a una conducta. “Cuando alcanza el objetivo, lo interpreta pensando que el sueño ´sabía´ y, en cierto sentido, sí sabía, pues el deseo inconsciente ´sabe´ antes de la persona, pero no es nada mágico sino que forma parte de lo sorprendente del inconsciente”[3].

Recuerdo el caso de una persona que soñó con gran claridad un número de la lotería y estaba convencido que la ganaría. Compró el boleto y no obtuvo el premio anhelado. Habría que interpretar el significado inconsciente de esos números y cuál era el deseo inconsciente.

 Forma más común de interpretar

Hay que tratar el sueño como un enigma que hay que descifrar. Como una frase incompleta.

Generalmente el psicoanalista le comunica al paciente el significado de su sueño, esperando que el analizante esté cerca de llegar a la misma interpretación. El psicoanalista proporciona un significado específico con base en las asociaciones del analizante.

Se cerró el inconsciente

Hace ya algunos años, los psicoanalistas se dieron cuenta de que las interpretaciones sobre los sueños cada día eran menos efectivas.

Jacques Lacan, psicoanalista francés, consideró que esa falta de eficacia se debía a un cierre del inconsciente provocado por los propios analistas, responsabilizándolos de la tendencia a interpretar basados en simbolismos, a pesar de las advertencias del propio Freud.

 La interpretación de los sueños según Lacan[4]

Esto llevaba a que los analizantes adquirieran la capacidad de predecir lo que se les iba a decir.

Por ello, Lacan propuso otro modo de interpretar. En lugar de buscar significados ocultos, propone desbaratar el sentido; en vez de ofrecer al analizante un nuevo mensaje, la interpretación tiene que servir sólo para permitir que él oiga el mensaje que se está dirigiendo inconscientemente a sí mismo.

Para el analista francés no importan las imágenes soñadas sino la manera como se narran; es decir, está atento al lenguaje y sus asociaciones.

El psicoanalista debe tomar la palabra del analizante de una manera absolutamente literal, ya que su tarea no es captar un “mensaje oculto”, sino leer el discurso del analizante como si fuera un texto.

Es decir, el analista debe prestar atención a lo que oye para ligarlo con una cadena de asociaciones. Por ejemplo: si una persona soñó algo relativo a una copa, en lugar de interpretar como genital femenino, quizá puede apuntarse que “está copado” (rodeado o asediado por todas partes), y a partir de esto iniciar la asociación de ideas.

En pocas palabras, podría decirse que lo importante en la práctica lacaniana no es tanto la imagen de lo que se soñó sino la manera como lo expresa en palabras y, a partir de ahí, mediante asociaciones libres aparecerá el inconsciente.

Foto de Fernando García A. Nueva gráfica popular CMX.

Valor de la interpretación

“El valor de una interpretación no reside en su correspondencia con la realidad sino en su poder para producir ciertos efectos”, ha escrito bien Dylan Evans[5].

Por tanto, el psicoanalista debe despertar la curiosidad y provocar la asociación de ideas. Ello se logra tomando la palabra del analizante de manera literal, como dijimos, y realizando interpretaciones ambiguas, ya que entonces intentará aclararlas tanto a nivel consciente como inconsciente; es decir, se pone a trabajar al inconsciente.

En el sueño habrá un cumplimiento de deseo ya que el deseo inconsciente va a insistir constantemente a través de síntomas, actos fallidos y sueños.

Y es que el objetivo de la cura en psicoanálisis consiste en que el analizante reconozca la verdad de su deseo inconsciente.

 

[1] Sigmund Freud (1899), “La interpretación de los sueños” en Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1976, Tomo 21, pp. 201 y 202.

[2] Cristina Fontana, Todo lo que nunca quiso saber sobre el psicoanálisis, Madrid, Editorial Síntesis, 2001, p. 42.

[3] Cristina Fontana, op. cit., p. 43.

[4] Cfr. Dylan Evans, Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano, Buenos Aires, Paidós, 1997, pp. 114 y 115.

[5] Dylan Evans, op. cit., p. 115.

 

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Educación

Soltar el pasado, vivir el presente y construir el futuro

“La única manera de predecir el futuro es crearlo”

Óleo sobre terciopelo, arte tradicional ruso. Foto de Fernando García Álvarez

Soltar el pasado, vivir el presente y construir el futuro

“La única manera de predecir el futuro es crearlo”

M. en T. Psic. Carlos Chávez Macías

Como estamos en la época de fin de año, muchas personas hacen una evaluación acerca de cómo les fue en el año transcurrido.

Quizá ayuden algunas reflexiones que hice al respecto en el programa “Exclusivo para hombres, que a las mujeres les interesa” en donde he colaborado durante diez años y que se encuentra interrumpido actualmente.

Primeramente, es conveniente señalar -como resumen- que el pasado, lo que hicimos, son las consecuencias del ayer; el presente, lo que hacemos, es la importancia del hoy; y el futuro, lo que haremos, es la trascendencia del mañana.

Pasado

Existen dos clases de pasados: el inconsciente y el consciente.

Pasado inconsciente

El pasado inconsciente nos condiciona por lo vivido de los cero a los cinco años aproximadamente y que quedó reprimido. Es lo vivido, pensado y sentido en la infancia.

Ese pasado inconsciente:

  • Determina la estructura clínica de cada sujeto: es la manera de ser.
  • No puede recordarse.
  • Se manifiesta en síntomas, sueños o actos fallidos.
  • Síntomas: se repiten patrones de conducta sin saber la causa (por ejemplo, elección amorosa constante de un determinado tipo de personas); “ataduras edípicas” (por amor excesivo a la madre) por lo que no logran salir del hogar materno, muestran consistentemente insatisfacción con la mujer amada o no se casan; culpas inconscientes (muchas veces manifestadas en compulsiones de limpieza exagerada), fracasos recurrentes, accidentes repetitivos, traumas (por ejemplo, por acosos o abusos sufridos en la infancia).
  • Sueños: muchos de ellos remiten en su interpretación a la infancia: la mayoría de gigantes, monstruos o brujas representan el miedo al padre o a la madre a los que se percibió de ese modo en los primeros años.
  • Actos fallidos: como lapsus, olvidos, errores, etc.

Por ello, en psicoanálisis se trabaja para que infancia no sea destino inevitable.

Debemos recordar que el psicoanalista Jacques Lacan acertadamente señaló que “de lo que se trata es menos de recordar que de reescribir la historia”.

Pasado consciente

El pasado consciente consiste en aquello que recordamos de situaciones o eventos agradables o desagradables (y hasta traumáticos) vividos, pensados o sentidos en la infancia, niñez, adolescencia, juventud o adultez.

Algunos ejemplos conscientes desagradables: fracasos escolares, carencias económicas, terminaciones amorosas, celos patológicos, errores, resentimientos.

El pasado consciente puede soltarse.

Reflexiones para soltarlo:

  • Vivir anclado en el pasado significa estar viviendo poco.
  • Vivir de los recuerdos es limitarse.

Medidas prácticas para soltar el pasado

  • Desechar culpas inútiles. No atormentarse por lo que ocurrió.
  • Procurar ser indiferente con los que te hicieron daño o lo que te hizo mal. Freud escribió que lo verdaderamente contrario al amor no es el odio sino la indiferencia, es decir, que la persona o asunto que te hicieron daño dejen de importarte. No puede olvidarse, pero sí que ya no incomode. En otras palabras, puede resignificarse: darle otra significación.
  • No perder tiempo en problemas pasados.
  • Centrarnos en el presente y disfrutarlo.
  • Actividad en lugar de pasividad.
  • Encontrar un sentido o proyecto de vida.

Como dice Lacan, inspirado en el filósofo Baruch Spinoza: “el deseo es perseverar en nuestro ser”; y, yo diría, en el ser: lo que significa que suceda lo que suceda, hay que seguir adelante. Es nuestra fuerza de existir, el ímpetu hacia algo.

Pintura decorativa en samovar, arte tradicional ruso. Foto de Fernando García Álvarez

Presente

Un buen presente crea un buen futuro.

Es la única realidad que tenemos a nuestro alcance ahora.

Hay que vivirlo:

  • Con plenitud (completo): disfrutar y aprovechar el aquí y el ahora. Ayuda pensar el dicho latino Age quod agis: Haz lo que haces.
  • Con intensidad: en los diferentes aspectos: amor, trabajo, sexualidad, conocimiento, diversión, ejercicio, deporte o placer de comer y beber, siempre con moderación.

Recomendaciones

  • Tener el gusto de vivir: el optimismo es una buena estrategia. También ayuda reír.
  • Enfocarse en lo actual: el momento es ahora.
  • Aceptar límites, no limitaciones: “Ser psíquicamente sano significa vivir relativamente feliz consigo mismo reconociendo y aceptando límites”, escribió el psicoanalista Juan David Nasio.
  • Ofrecer o dar más calidad que cantidad.
  • Sacar el máximo provecho de hoy: trabajo, escuela, amor, etc.

Futuro

Reflexiones

  • Hay que comenzar hoy, no mañana.
  • “La única manera de predecir el futuro es crearlo”

Cómo construir un buen futuro

Hay que cuidar o invertir en tres aspectos:

  • Organismo
  • Fomentar el ejercicio y la buena alimentación.
  • Dormir suficiente.
  • Cuidarlo de abusos o excesos de tabaco, alcohol, drogas, etc.

De otro modo, el mañana puede ser complicado.

  • Mente
  • Preparación en la carrera universitaria, la profesión u ocupación.
  • Tener hobbies o aficiones.
  • Ser mentalmente sano; o invertir en terapia, si es necesario o conveniente.
  • Economía
  • Elaborar planes a corto, mediano y largo plazos.
  • Tomar decisiones financieras inteligentes que den estabilidad y seguridad en el futuro; por ello, es mejor dar un enganche para un inmueble que comprarse un automóvil de lujo.
  • Ahorrar, si se puede.
  • Buscar un plan de pensión.

Resumen:

Recomendaciones:

  • Pasado: Reescribir la historia.
  • Presente: Vivirlo con plenitud e intensidad: “vivir intensamente”.
  • Futuro: Comienza hoy, no mañana.

“Vivir anclado al pasado significa estar viviendo poco”

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Educación

¿Cómo se interpreta un sueño en psicoanálisis?

Al dormir “se relaja la censura, se ponen en escena ciertos anhelos reprimidos que no aparecen en la vigilia.»

Arte callejero en la Ciudad de México, foto de Fernando García Álvarez.

¿Cómo se interpreta un sueño en psicoanálisis?

Parte 1

“Después de un trabajo de interpretación

el sueño se da a conocer como un cumplimiento de deseo”

M. en T. Psic. Carlos Chávez Macías

Siempre ha existido la curiosidad por descifrar los sueños. A lo largo de la historia se ha sospechado que quieren decir algo, que tienen un “saber”.

En la Biblia se menciona el caso de José que explica un sueño al faraón de Egipto sobre siete vacas gordas que son comidas por siete vacas flacas como siete años de abundancia a los que seguirán otros siete de hambre. Hoy en día existen numerosos libros en donde se afirman simbolismos de manera categórica: si soñaste esto significa que…

Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, afirma que los sueños tienen un sentido y son la vía regia para acceder al inconsciente. Así lo sostiene en su libro La interpretación de los sueños, escrito hace más de ciento veinte años. Lo dice de este modo: “Fue en el invierno de 1899 cuando ante mí tuve al fin mi libro La interpretación de los sueños, postdatado para que apareciese como del nuevo siglo”[1].

¿Qué es interpretar?

Un aspecto fundamental en la cura psicoanalítica es la aportación de interpretaciones.

El psicoanalista interpreta cuando expresa algo que modifica algún modo de ver consciente y cotidiano del analizante (hablamos de analizante y no de paciente ya que la persona que analiza con ayuda del psicoanalista es la que está enfrente o recostada en el diván).

Freud distingue entre contenido manifiesto del sueño, que es lo que recordamos, y contenido latente, que es lo que llegamos a conocer con la ayuda de la interpretación psicoanalítica.

Es necesario interpretar el sueño manifiesto para hacer surgir el contenido latente. “Interpretar un sueño significa indicar su sentido […]. Después de un trabajo de interpretación el sueño se da a conocer como un cumplimiento de deseo”[2].

O dicho más adecuadamente, el sueño es el intento de un cumplimiento de deseo.

El sueño como cumplimiento de deseo

Para explicar el cumplimiento de deseo, como la operación esencial del trabajo del sueño, Freud[3] da tres ejemplos: “un sueño de hambre, uno de comodidad y uno de necesidad sexual. En el soñante, dormido, se anuncia una necesidad de comer, sueña con un soberbio banquete y sigue durmiendo. Desde luego, tenía la opción entre despertarse para comer o continuar su dormir. Se decidió por esto último y satisfizo su hambre mediante el sueño. Al menos por un rato; si el hambre persiste no tendrá más remedio que despertar. El otro caso: el soñante (es médico y) debe despertarse a fin de encontrarse en la clínica a cierta hora. Pero sigue durmiendo y sueña que ya está ahí, es verdad que, como paciente, y entonces no necesita abandonar su lecho. O bien por la noche se mueve en él la añoranza de gozar de un objeto sexual prohibido, la esposa de un amigo. Sueña que mantiene comercio sexual, no con esa persona, ciertamente, pero sí con otra que lleva igual nombre, por más que ésta le resulta indiferente”.

Al dormir “se relaja la censura, se ponen en escena ciertos anhelos reprimidos que no aparecen en la vigilia. Retorna lo reprimido en el sueño, que es la realización de un deseo reprimido que busca así su satisfacción, incluso en los sueños angustiosos”[4].

Arte callejero en la Ciudad de México, foto de Fernando García Álvarez.

 Una pesadilla

Ante la objeción de que no puede haber un cumplimiento de deseo en los sueños que producen angustia, en las famosas pesadillas, podemos mencionar lo que Safouan narra sobre un niño que soñaba repetidamente, con angustia, con un lobo que se paseaba afuera de su habitación. Enfrente dormía su madre. El padre había estado ausente varios meses por motivo de trabajo. “Bastó con que ese padre regresara a casa, y volviera al cuarto con la madre, para que las pesadillas desaparecieran”[5].

Es decir, el niño ya no necesitaba soñar un terrible lobo que lo separara de una relación excesivamente cercana a la madre, ya que el padre ahora cumplía adecuadamente la función paterna y ubicaba a cada uno en el rol que le correspondía. A pesar de la angustia que generaba el sueño, había un cumplimiento de deseo.

¿Todos soñamos?

Efectivamente todos soñamos; sin embargo, por el trabajo de la censura muchas veces no recordamos los sueños. Las personas menos rígidas los recuerdan más fácilmente.

 ¿Existen símbolos universales?

Para Freud existen significaciones colectivas que comparte todo mundo.

Sin embargo, precisa bien: “Pero al mismo tiempo quisiera advertir de manera expresa que no debe exagerarse la importancia de los símbolos para la interpretación de los sueños […] desechando la técnica que recurre a las ocurrencias del soñante”[6].

En el psicoanálisis no se trata de hacer un diccionario universal de símbolos o claves que permitiera traducir todos los sueños. Si no se han producido las asociaciones del analizante no es posible hacer una interpretación.

De hecho, Freud llamó “psicoanálisis silvestre” a la tendencia de realizar interpretaciones prematuras, mal elaboradas o realizadas cuando el analizante no estaba preparado para aceptarlas.

 

CONTINUARÁ

[1] Sigmund Freud (1899), ”La interpretación de los sueños” en Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1976, Tomo 4,  p. 5.

[2] Sigmund Freud, op. cit., Tomo 4, pp. 118 y 141.

[3] Sigmund Freud, op. cit., Tomo 23, p. 168.

[4] Cristina Fontana, Todo lo que nunca quiso saber sobre el psicoanálisis, Madrid, Editorial Síntesis, 2001, p. 42.

[5] Cristina Fontana, op. cit., p. 43.

[6] Sigmund Freud, op. cit., Tomo 5, p. 365.

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