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¿Estás realmente enfermo o lo imaginas?

… el cuerpo es algo que se construye y va más allá de los límites del organismo.

Peregrino en la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México. Fotografía de Fernando García Álvarez

¿Estás realmente enfermo o lo imaginas?

“En el síntoma histérico no hay daño orgánico; por el contrario, en lo psicosomático se ha producido una lesión en el organismo”

M. en T. Psic. Carlos Chávez Macías

En muchas ocasiones los médicos se enfrentan con casos donde no encuentran una causa orgánica para alguna dolencia; sin embargo, esto no significa que no exista el dolor.

Existen dolores psicosomáticos o histéricos que pueden ser similares a los grandes dolores orgánicos.

Del mismo modo, muchas veces hemos escuchado decir que tal padecimiento, parálisis, colitis, etc., es nerviosa, mental o psicogénica. En las guerras son frecuentes las llamadas cegueras histéricas en algunos combatientes que rehúyen las hostilidades.

Origen del término todo el organismo, por lo que era exclusiva de

Fenómeno psicosomático o síntoma histérico

Existen enfermedades o dolores realmente orgánicos; por ejemplo, es el caso de alguien que fue fracturado por una agresión directa.

Sin embargo, ¿cómo distinguir el fenómeno psicosomático del síntoma histérico?

Primeramente, debemos decir que lo psicosomático es un campo poco explorado en la teoría psicoanalítica. Ni Sigmund Freud (creador del psicoanálisis) ni Jacques Lacan (psicoanalista francés) se ocuparon mucho de la cuestión psicosomática.

Freud analizó sobre todo personas histéricas y no quiso tratar enfermos orgánicos o psicosomáticos, aunque afirmaba que el psicoanálisis permitía tener una mejor idea sobre las relaciones entre la mente y el cuerpo, y reconocía que los procesos psíquicos descansaban en lo orgánico.

Lacan afirmó que la psicosomática pertenece a un dominio todavía inexplorado, pero que era un terreno donde el inconsciente podría servir para algo.

 Lo psicosomático: ¿campo de la medicina o del psicoanálisis?

Puede decirse que no existe uniformidad de opiniones entre los psicoanalistas en relación con el campo en que debe ubicarse la cuestión psicosomática.

Para unos es una intersección entre la medicina y el psicoanálisis, para otros es una extensión del campo psicoanalítico, para algunos se presenta en el contexto de la medicina y para otros más no conforma ni una especialidad analítica ni médica.

 

El organismo no es el cuerpo

Habrá que distinguir entre el organismo que es el conjunto de órganos, lo viviente, y lo que se llama cuerpo que es el resultado del organismo vivo más una imagen.

Los niños aprenden sobre sus órganos internos lo que sus papás les comunican; así puede decirse que el interior de un cuerpo está constituido de palabras.

En lo relativo a la imagen exterior, el niño se ha identificado con una imagen que está fuera (por el espejo o por otro niño), lo que le da sensación de completud y de dominio de su propio cuerpo. Al identificarse con el mundo exterior, logra realizar actos que antes no le eran factibles[i].

Para entender esto habrá que recordar la expresión de muchas personas que han sufrido una amputación y se quejan de que les duele la pierna que ya no tienen.

Es decir, el cuerpo es algo que se construye y va más allá de los límites del organismo. Puede decirse que el cuerpo es también la prótesis, el bastón, los anteojos, etc[ii].

 

El síntoma histérico

Freud descubre el inconsciente en el estudio de mujeres histéricas, que hablan con su carne.

Así narra el caso de Isabel diciendo que se trata de una histérica que tenía dos hermanas; una de ellas casada con un tipo despreciable para ella. La otra se había casado con otro que ella consideraba encantador.

De pronto Isabel no puede caminar, y Freud encuentra relación entre esa imposibilidad y la aparición de ciertos deseos inconscientes en relación con el marido de la hermana.

La culpabilidad de Isabel, para quien el universo familiar es lo único que cuenta, se agrava cuando la hermana muere. Adicionalmente, tanto la madre como el padre están enfermos. Si para Isabel la familia no anda, luego ella no anda.

En la imposibilidad para caminar de Isabel no están afectados los músculos sino la función. Los músculos conservan su fuerza y sensibilidad; es decir, la parálisis de las piernas no es de orden orgánico sino funcional[iii].

También Freud trabaja en un caso de una mujer de origen alemán que desea tener un hijo y se arroja a las vías del tren. La palabra alemana que se usa para arrojarse (niederkommen) es idéntica a la que se utiliza para dar a luz.

En los dos casos se da un proceso de sustitución: mi familia no camina se transforma en mi pierna no camina; dar a luz se convierte en arrojarse.

En el síntoma histérico, el primer elemento (mi familia no camina y dar a luz) se mantiene reprimido.

Por ello, Lacan considera que el síntoma histérico se construye como una auténtica metáfora (se designa algo por medio del nombre de otra cosa). En una metáfora se sustituye un elemento por otro; así puede decirse metafóricamente que un hombre audaz es un león[iv].

Peregrino en la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México. Fotografía de Fernando García Álvarez

Dos modos en que el cuerpo está afectado

El síntoma de conversión (histérico) y el fenómeno psicosomático revelan dos modos diferentes en que el cuerpo está afectado.

El síntoma histérico afecta al cuerpo, pero no produce lesión. Por el contrario, en el fenómeno psicosomático se ha producido una lesión en el organismo.

El síntoma histérico no respeta las leyes de la anatomía, es un trastorno funcional (por ejemplo, en una parálisis histérica); en el fenómeno psicosomático hay una inscripción directa en el cuerpo (por ejemplo, en una úlcera gástrica).

El síntoma histérico, como la parálisis de Isabel, puede curarse por la palabra porque está estructurado como lenguaje (mi pierna no camina).

El inconsciente transforma las palabras en síntomas; las inscribe en la carne. Es decir, el síntoma histérico es una palabra atrapada en el cuerpo.

El síntoma histérico se resuelve en un análisis de lenguaje porque es un lenguaje cuya palabra debe ser liberada[v]. Para apaciguar al síntoma basta descifrar su sentido.

Es decir, el psicoanálisis es el camino para su cura.

La interpretación psicoanalítica tendrá sus efectos en la reducción del síntoma, al influir en el síntoma histérico vinculándolo con el resto de la cadena de palabras. Los malestares del cuerpo desaparecerán al adquirir un sentido en la historia personal en el tratamiento psicoanalítico.

Sin embargo, debe aclararse que la finalidad de una cura psicoanalítica no es el levantamiento de los síntomas, sino encontrar la verdad del deseo inconsciente. Para Freud, es hacer consciente lo inconsciente.

 

Curación del fenómeno psicosomático

Para que exista el fenómeno psicosomático debe existir la presencia de una lesión. En lugar de la palabra como en la conversión histérica, el cuerpo se hace presente.

Tratándose de enfermedades psicosomáticas debe procederse caso por caso. No hay una clínica psicoanalítica para los fenómenos psicosomáticos; lo que hay es la ciencia médica y sus medicamentos, y el psicoanálisis con la singularidad de cada caso.

El abordaje psicoanalítico buscará que lo psicosomático se convierta en una pregunta: ¿qué es lo que verdaderamente deseo?

 

Búsqueda de la verdad

Recordemos que, para Lacan[vi], la meta de toda salud es hacer reconocer la realidad y el deseo propios.

Es decir, el fin del psicoanálisis no es en sí la cura de las enfermedades ni de los síntomas, sino que se encuentre la verdad del deseo personal.

El psicoanálisis es esencialmente, pues, una búsqueda de la verdad.

 

[i] Cfr. Darian Leader y Judith Groves, Lacan para principiantes, Buenos Aires, Era Naciente, 1998, pp. 18-23.

[ii] Cfr. Juan David Nasio, Los gritos del cuerpo, Buenos Aires, Paidós, 1996, p. 127.

[iii] Cfr. Oscar Masotta, Lecturas de psicoanálisis Freud, Lacan, Buenos Aires, Paidós, 1992, pp. 20 y 21.

[iv] Cfr. Darian Leader y Judith Groves, op. cit., pp. 52 y 53.

[v] Cfr. Jacques Lacan, Escritos 1, México. Siglo Veintiuno Editores, p. 258.

[vi] Cfr. Jacques Lacan, “El simbólico, el imaginario, el real”, conferencia del 8.7.53, Exotéricas, 1990, p.17.

 

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