Cultura

De las pioneras a las humanistas: Fotógrafas en México 1872-1960

«Fotógrafas pioneras, aquellas que abrieron un camino laboral, de descubrimiento y de conocimiento…»

Ana y Elena Arriaga Beatriz, c 1905 Colodión

De las pioneras a las humanistas: Fotógrafas en México 1872-1960

Alejandro Navarrete García

Tengo en mi poder un maravilloso libro que conseguí de manera circunstancial; es decir de puritita casualidad, paseando por las calles del Coyoacán poco visitado, del lado de la Avenida Miguel Ángel de Quevedo, me encontré con otra maravilla: U-Tópicas, librería y galería de mujeres. Ahí, en un estante entre cientos de maravillosos libros de muy diversos temas, tipos y géneros, cuya única constante es que son de la autoría, tema central o contenido para, de y sobre mujeres. Se trata del libro Fotógrafas en México. 1872-1960, de José Antonio Rodríguez (historiador especializado en fotografía mexicana histórica y contemporánea), editado por Turner en 2012.

Una excelente obra editorial que da cuenta de la producción visual, las condiciones de creación, las propuestas de contenido estético, los trayectos y permanencias, así como los proyectos personales realizados por fotógrafas que trabajaron en México en el periodo que se anuncia en la portada del libro. “Así, se dan a conocer aquí a las fotógrafas pioneras, aquellas que abrieron un camino -laboral, de descubrimiento y de conocimiento-, las que se insertaron dentro de una modernidad al establecer un espacio de creación propio, las que cambiaron las gramáticas visuales para instalarse dentro de una vanguardia, y las que, ante las condiciones sociopolíticas, prefirieron ver otras realidades, adentrándose en el ámbito de lo humanista”, señala el investigador en la introducción del libro.

Pero este estudio no se ocupa únicamente de la vida y obra de las fotógrafas mexicanas, también incluye la producción de diversas profesionales extranjeras que una vez llegadas al país -algunas de ellas para quedarse- recurrieron a la fotografía como vía de expresión.

Gertrude Duby
Chiapas Indigena,
México, UNAM, 1961

El libro se divide en dos partes, la primera de ellas abarca cuatro momentos, digamos que, históricos:

1) Pioneras: Fotógrafas que desarrollaron su trabajo a partir de 1872 y hasta 1900 aproximadamente y que abrieron el oficio fotográfico a las mujeres en México. Gracias a ellas, la fotografía dejó de ser un oficio exclusivamente masculino.

2) Modernas: Las fotógrafas modernas fueron profesionales altamente sofisticadas que entendieron la galería fotográfica como un gran escenario teatral donde mostrar sus representaciones. En sus obras, los elegantes espacios interiores se exhiben con todo su artificio y las figuras retratadas se vuelven sujetos actuantes que cómodamente se instalan frente a la cámara protegidos por ese espacio protector que es el taller de la fotógrafa. Las fotógrafas modernas de principios del siglo xx, y que extendieron su trabajo hasta décadas después, alcanzaron con el ritual retratista un acto de ilusión exquisita. El taller del retrato es con ellas, por momentos, un sitio de espectacularidades, de ficciones altamente elaboradas.

3) Vanguardistas: La presencia y el trabajo de Tina Modotti a partir de su llegada al país en 1923, hizo que se abriera en México una nueva ruta de producción fotográfica. Dando paso a una fotografía de vanguardia -tan cosmopolita como otras corrientes vanguardistas que se daban en Europa-, estas artistas trabajaron con la redimensión de los objetos, otorgándoles nuevos sentidos simbólicos y ofreciendo una nueva visión de los espacios arquitectónicos y los ámbitos públicos. Los universos creativos de cada una de ellas durante la década de los años treinta y principios de los cuarenta cambiaron el ámbito del estudio fotográfico por nuevas exploraciones visuales.

4) Humanistas: México en las décadas de los años cuarenta y cincuenta se siente cosmopolita, sobre todo desde las grandes ciudades. El país se veía plenamente moderno, y durante la presidencia de Miguel Alemán, entre 1946 y 1952, se impulsó una nueva apariencia de internacionalización. Pero muchas de las fotógrafas nacionales o de aquellas que provenían del extranjero, no atendieron a estas ideas programáticas que venían desde el Estado y en su apuesta por otras realidades crearon una conmovedora imagen sobre las personas y su entorno.

La mayoría de estas fotógrafas son escasamente conocidas y sus imágenes inéditas. Éste es el valor de este trabajo de investigación y edición que rescata autorías, imágenes y documentos nunca vistos o desconocidos, en la historia cultural de las imágenes.

 

La segunda parte del libro ofrece un extenso y exhaustivo Diccionario biográfico, que ofrece un amplio catálogo de autoras con la mayor información disponible de cada una de las fotógrafas que trabajaron en México (nacionalidad, estudios, lugar de trabajo, vínculos con otros artistas o fotógrafos) y una ficha bibliohemerográfica de cada una de ellas.  Finalmente, el estudio se completa con una selección de textos críticos, entrevistas, reseñas y reportajes publicados en diarios y revistas contemporáneos a las fotógrafas. Se reproducen con el texto íntegro, tal y como fueron publicados originalmente. Las voces de su tiempo podrán volver a ser leídas para una mayor comprensión de la historia de estas artistas.

Es un libro altamente recomendable, probablemente aún se pueda conseguir en la librería U-Tópicas, que en estos momentos de pandemia ha seguido laborando y ofreciendo libros y otros producto editoriales y de arte a través de Internet con entregas a domicilio, y que felizmente reabrió –con todas las medidas sanitarias- sus puertas desde el 22 de febrero reciente pasado.

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