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¿Es usted un covidiota?

El covidiota posee una gran virtud, surge por generación espontánea…

¿Es usted un covidiota?

Redacción de Terciopelo negro prensa libre

Si sonríe al leer la siguiente nota no cabe duda, si se enoja es un redomado covidiota, si llora se ha sentido descubierto, si se indigna es que lo lleva con orgullo, si finge demencia le enloquece ser covidiota, si se queda serio ¿es un covidiota cínico? Mejor averígüelo en esta lista inconclusa.

  1. El covidiota iluso sigue siendo vivido por su infancia en la que cada capítulo de los expedientes secretos X era una página de la vida real y supone que la pandemia es una táctica de engaño que los reptilianos infiltrados como líderes políticos usan para conquistar el planeta y esclavizar a la raza humana mediante una vacuna que introducirá en él un chip.
  2. El covidiota jacarandoso, en discreto, pero concurrido festejo celebra bodas, onomásticos, aniversarios, festivales, fiestas patronales, religiosas y decembrinas sin que poder humano o divino pueda detener el torrente de bullicio que de su atormentado ego brota para inundar las salas de emergencia de los hospitales.
  3. El covidiota emprendedor siempre haciendo su luchita vende micheladas, cubas, carnitas, hamburguesas y demás garnachas en desenfrenada orgía con narco corridos, reguetón y cumbias a más de120 decibeles, fortalece la salud de sus vecinos porque está convencido que al igual que el Covid la diabetes, hipertensión y sobre peso son enfermedades imaginarias.
  4. El covidiota empresarial llora a gritos que el gobierno no lo rescata y acumula bajo la alfombra: impuestos sin pagar desde hace décadas; infundios a sus acreedores; agravios a sus deudores y cadáveres de empleados obligados a trabajar hasta la muerte porque como decía alguno de sus antepasados “la moral es un árbol que da moras”.
  5. El covidiota inocente nació breve e inmaculado como video de tik tok. Desconoce la culpabilidad y erguido y orgulloso convive en el antro, el centro comercial, la cantina y en excursiones familiares se mueve como pez en el agua grabando y tomando selfies con su teléfono para compartir su libertad en cuanta red social se le presente, al grito de “la culpa es del maldito gobierno comunista”.
  6. El covidiota fashionista, ¡siempre imponiendo tendencia!, ha logrado tremenda colección de cubrebocas para cada outfit de la temporada y los luce sin timidez en las pasarelas de la vida. Los hay de diseñador, de textiles indígenas, deportivos sin faltar el logo que realza y da caché, los de canutillo y lentejuela, y sin faltar por supuesto los tuneados, customizados e improvisaciones personales. Ninguno cumple las normas, pero son nice. Su consigna es “primero muerto que mal vestido”.
  7. El covidiota audaz sorprende a todos cada semana con una carne asada relámpago, en la amplia azotea de su departamento donde responsablemente promete sana distancia y cubrebocas sólo por “el gusto de volverte a ver”. No me malinterpretes, quiero lo mejor para ti sólo comes y te vas.
  8. El covidiota despechado como el ave fénix se levanta en ágil vuelo de sus cenizas y desde las estratosféricas alturas de su ego descubre desconocidos pueblitos inermes con bajo nivel de contagio para pasear con su nuevo amor y posar con él en las mil y una fotos para Instagram. Él nunca llevará la pandemia consigo, es de esas aves que cruzan el pantano sin mancharse.
  9. El covidiota misterioso como la policía japonesa, mantiene en secreto su contagio para que nadie sepa de sus clandestinas reuniones de generación con sus ex compañeros de la primaria. Portando sus armas bacteriológicas este escurridizo agente de la cháchara y el espionaje marital guarda celosamente el secreto por aquello de la discriminación y la maledicencia de la gente.
  10. El covidiota pícaro de mirada socarrona cantinflea, te finta bailando el pasito tun tun, con sorna te tutea -Mira chato- dice bien cool, plancha con las manos el vetusto saco y heroico continúa narrando las mil y una veces que le ha escurrido el bulto al contagio y a la muerte para ir por unos tacos, una pancita o un menudo, una pizza, una hamburguesa y una cervecita bien helada. Porque él es bien chingón.
  11. El covidiota mitómano justifica sus viajes y salidas de casa con trámites diferentes cada día y en ese infausto destino navega los archipiélagos de las ofertas pobladas de cíclopes de aparador, sirenas de salón de belleza y brujas a mensualidades sin intereses de tiendas de moda, invencible e incansable ya tramita incluso su acta de defunción.
  12. El covidiota whitexican, de todo hay en la viña del señor. Esta especie pasea con su family por las grandes avenidas de boutiques de diseñador, restaurantes de autor, arrastra en la pálida diestra su autoestima junto a sus perritos y en la siniestra un espumeante y caliente café de la sirenita. En su mayoría, sin cubrebocas ni caretas entra triunfal a cualquier restaurante con la certeza inefable de su inmortalidad, apunta su cel de última generación y graba sus balbuceos entrecortados por la asfixia. Detesta morir sin haber alcanzado los 200 mil suscriptores.
  13. El covidiota reincidente es pura conciencia astral surfeando en las filosofías exóticas y galaxias new age, con la puntual certeza de su inmediata reencarnación no teme contagiarse varias veces. El mundo es tan solo una ilusión y el covid un suspiro del karma.
  14. El covidiota forever es desconfiado y renuente a todo lo que suene a novedad, cambio o progreso y por eso jamás se vacunará, sus youtubers y chayoteros le han informado que es un engaño para acabarlo, para controlarlo y destruirlo.
  15. El covidiota chayotero hijo del infortunio y la desgracia esparce noticias falsas, información tergiversada y cuantas opiniones obtusas le indiquen sus patrones, a él no le importa ser escudero de la muerte pues su desinformación es mortal al igual que el covid tampoco respeta edad, sexo ni ocupación
  16. El covidiota goloso gusta revolcarse en el lodo de la ignominia acumulando orgullosamente en su haber varias categorías de covidiota.
  17. El covidiota fanático no solo marcha contra el gobierno por “engañar a la gente con una inexistente pandemia” al grito de consignas recicladas de la marcha fifí exhibe su sofisticada ortografía y exquisita redacción “Azí no ELMO fasista, te tenemos a la Bista”
  18. El covidiota trasatlántico se mimetiza con el vaivén de los barcos, aunque viaje en avión, lleva y trae, trae y lleva de continente en continente, de país en país; artesanías indígenas, ropa de marca, bebidas prohibidas, restos arqueológicos robados y enfermedades mortales como amorosos recuerdos de su errante solvencia económica.
  19. El covidiota mentecato está informado de la situación y entiende que es muy delicada pero no se pondrá la vacuna porque le dan miedo las reacciones adversas quizá espere al próximo año ya que todos estén vacunados.

Este es nuestro inventario, si usted no se identificó en este breve listado seguramente puede aportarnos otras categorías interesantes porque eso sí, el covidiota posee una gran virtud, surge por generación espontánea. Recuerde que esta pandemia es reflejo de una sociedad cuya pandemia eterna es y seguirá siendo la ignorancia.

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